Estamos viviendo un momento histórico, ni los más viejos de la profesión, habían visto nada parecido. La pandemia COVID-19 nos ha tambaleado las estructuras a todos, a nivel social, económico, cultural, y por supuesto profesional. Nunca en la historia tantos empleados, y tantos a la vez, habían solicitado, o mejor dicho, tenido que solicitar, una prestación por desempleo, y encima en un reducidísimo espacio temporal, de apenas un mes cuando no una semana. Este agolpamiento de gestión de ERTES y de prestaciones por desempleo, nos ha superado a todos, el que diga que no miente. Tanto en el procedimiento de solicitud, con la avalancha de peticiones, dudas y cuestiones, como en la gestión por parte de la administración, del SEPE en este caso, que en momentos puntuales diarios ha tenido y podido tramitar hasta 400.000 prestaciones por desempleo, ese dato es astronómico y una burrada.
Este titánico esfuerzo por parte de la Administración obviamente sólo sustentado por los ansiados eurobonos desde Europa que ya veremos sin son tal cual o un préstamo a devolver con condiciones, porque ya están utilizando mecanismos técnicos para que no se cristalicen en eurobonos, escudándose, sobre todo los países nórdicos y Austria y Holanda, en que se tienen que reunir sus parlamentos, y que no lo pueden hacer por la situación de confinamiento por la pandemia en prácticamente todos los países europeos, como si esta situación de excepcionalidad no mereciera saltar algunos pasos burocráticos. A situaciones excepcionales medidas excepcionales.
Actualmente, de manera inminente, y demostrando un gran sentido de estado, los agentes sociales han llegado a un acuerdo de la mano del Gobierno para estirar los ERTES hasta la próxima fecha 30 de Junio, con la posibilidad, inclusive, de alargar aún más su existencia en los maltrechos sectores de la hostelería y restauración, que van a llevarse un golpe inaudito y astronómico este verano que no se recordará en cientos de años. Estos sectores, se moverán entre la adaptación, la reestructuración, la reducción a la mínima expresión o incluso el cierre y posterior concurso de acreedores. Temo por el colapso que tendrá la Jurisdicción Mercantil este próximo otoño, que será un otoño caliente, ya de por sí caliente también el verano con la más que previsible saturación de los juzgados, sobre todo de la Jurisdicción Social.
Una Jurisdicción Social, que de no reforzarse y ampliarse su horario y capacidad de carga de trabajo auguro un colapso que estirará en varios años la cola para dilucidar asuntos y nos meterá en una justicia inaguantablemente lenta en la que resolver reclamaciones de cantidad, despidos y otros litigios a 3 años vista, no será nada justo, porque eso es precisamente lo que puede pasar.
Volviendo a nuestro quehacer diario en el despacho, los ERTES, como solución salomónica ante una parálisis obligada sin precedentes en nuestro país, cierto es que salvará muchos puestos de trabajo, no todos, como ya hemos podido ir comprobando estos dos meses ya. Pero el problema es que como siempre, la Administración y los legisladores, nunca piensan en los despachos asesores, los que manejamos el 80 % de toda la masa empresarial y de autónomos que han solicitado ERTES, nos hemos visto colapsados, como nunca habíamos estado, nunca antes habíamos visto una concentración de ceses y de gestión de ERTES en número y en tan poco tiempo, prácticamente todos los pidieron en dos semanas, y claro, todo el mundo quería cobrar el primero, ante la falta de ingresos en el horizonte.
Realmente han sido unos meses muy complicados, de saturación de las peticiones de esta herramienta para salvaguardar el empleo, un mecanismo nuevo, porque no responde a los mismos criterios que los ERE´s, que ya conocíamos. A eso se añade la necesidad de los empresarios de pedirlos todos a la misma vez y con urgencia, ante la inminente desaparición de ingresos a la vista como un grifo que se cierra de golpe. A eso le sumamos la aparición en el BOE cada día prácticamente de un real decreto nuevo que había que ver e interpretar, a eso le sumamos el cierre categórico de todas las administraciones: Agencia Tributaria, Tesorería General de la Seguridad Social, SEPE, INSS, etc.
Todo eso, dio un cóctel envenenado, que nos ha hecho ir de cabeza a todos los despachos, y con un constreñimiento del personal por el necesario confinamiento, añadimos por si no había suficiente los problemas técnicos que nos hemos encontrado con el teletrabajo. Todo ello ha resultado la peor crisis y coyuntura, me atrevería decir, de la historia de las asesorías y despachos profesionales, con diferencia, pero lo que no te mata te hace más fuerte, y una vez hemos pasado, o al menos parece que la peor parte, de esta crisis, parece que hemos salido “inmunizados”.
FDO. BERNARDO SÁNCHEZ MORENO
Graduado Social y Responsable de Gestión Laboral de ILLICE AUGUSTA CONSULTORES ABOGADOS
0 comentarios