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noviembre 19, 2020

La banca más impersonal

La posible fusión del bilbaíno BBVA y de la catalana Sabadell, sumado a la absorción que hace unos meses tuvo lugar entre Bankia y Caixa Bank, abre un futuro incierto a los clientes que, además de ignorar cuáles serán las repercusiones de estas nuevas parejas bancarias, soportarán unos efectos negativos que serán palpables durante muchos meses y años.

Si hace tan solo unos años las entidades bancarias de España se contaban por decenas, con la posible nueva fusión de BBVA y Sabadell los bancos de nuestro país se podrán contar con los dedos de una mano: 5. Un ranking en el que se pondría Caixabank y Bankia a la cabeza, seguido de BBVA + Sabadell en segundo puesto, Santander en el tercero, Unicaja Liberbank en el cuarto y Bankinter cerrando.

A niveles económicos, la población verá una clara pérdida de poder adquisitivo. Al haber menos empresas bancarias, descenderá la competencia y se unirán en concordancia los grandes líderes en una especie de cártel nacional. Subirán los intereses, las cuotas de mantenimiento y las tasas por operaciones como transferencias o adeudos domiciliados.

Sin embargo, una de las mayores pérdidas para la ciudadanía sería el cierre de oficinas. El conglomerado de CaixaBank y Bankia pasaría de las actuales 6.300 oficinas a unas 4.860. La fusión de BBVA y Sabadell supondría el cierre de 1.250 oficinas, pasando de las 4.240 actuales a 2.990. Solo con estos dos conglomerados el cierre subiría a casi 2.700 oficinas menos.

A niveles laborales, estas dos grandes fusiones dejarían en la calle a 6.000 empleados de BBVA y Sabadell y a unos 9.000 de Caixabank y Bankia, en total unas 15.000 personas dejarían de trabajar en alguna de estas dos redes empresariales que actualmente tienen, entre los dos grupos, unos 98.000 empleados y que, de producirse los despidos, se quedaría en aproximadamente 83.000 personas.

Este cierre de oficinas y despido de empleados nos lleva a vislumbrar de cara al futuro una banca nacional todavía más impersonal. Si llevan años intentando que nos acostumbremos a la banca digital -cómoda, pero fría-, ahora será casi un imperativo, especialmente para aquellas personas que, por el cierre de oficinas, tengan que desplazarse hasta el pueblo vecino para actualizar su cartilla o mirar los movimientos de su cuenta.

Sin embargo, todavía hay mucha gente con un claro desconocimiento de las posibilidades online. Se estima que el 91% de españoles y españolas tiene un acceso a internet medianamente constante. Sin embargo, no podemos olvidarnos de ese 9%, que se traduce en algo más de 4 millones de personas sin acceso a la red. Cuatro millones que, evidentemente, tendrán cuenta bancaria.

Con el cierre de oficinas y la impersonalización a la que están acercándose los bancos de nuestro país, esos cuatro millones de españolas y españoles solo tendrán dos opciones: renovarse o morir. O aprender a usar internet a su edad, o no tener más remedio que desplazarse varios kilómetros para poder consultar si su pensión ha sido ingresada. Sin duda, unos efectos que nos hacen distanciarnos, aún más si cabe, de la banca.

Javier Rojas

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